Tanto si es porque se han adquirido demasiadas fresas o porque las que se tienen empiezan a ponerse demasiado maduras, existe la alternativa de congelarlas. Aunque cuando se descongelen no se podrá utilizarlas para su consumo en fresco, porque no conservan la misma textura aunque sí el mismo sabor, aunque sí que podrá usarlas en muchas otras elaboraciones, especialmente ahora que se acerca el verano. Estas ideas que se ofrecen desde la campaña de promoción Fresas de Europa.
La forma más adecuada para congelar las fresas es desechar las que no estén en buenas condiciones, especialmente si presentan moho. Con aquellas que sí son óptimas, se lavan y se escurren el agua en un colador para que luego no se forme escarcha y cueste más separarlas. Se deben colocar en un recipiente amplio, de modo que las fresas no se apelmacen. También se pueden congelar en papel de aluminio, envolviéndolas de forma separada.
Otra forma de congelarlas es introducirlas en una cubitera con un poco de agua alrededor. Pasadas unas horas, tendremos los cubitos de fresa listos para enfriar la bebida que prefieras con todo el sabor de esta fruta.
Y una vez congeladas ¿qué podemos hacer con ellas?
Fundamentalmente, podemos usarlas para enfriar las bebidas. Si disponemos de una buena picadora, las fresas congeladas son una excelente manera para preparar granizados y smoothies. Y, por supuesto, también puedes preparar tu propio helado.
Helado de fresas
Ingredientes:
500g de fresas
100g de nata liquida
3-4 cucharadas de azúcar
Jugo de ½ limón
Jugo de ½ naranja
Preparación:
Se introducen todos los ingredientes en el vaso de la batidora y se baten a velocidad alta hasta obtener un puré. Se vierten en un molde de silicona, se tapa con papel film y se congela, al menos 4 horas, sacándolo y removiéndolo cada media hora para evitar que se formen cristales de hielo. Para servirlo, la sacamos del congelador unos minutos antes y decoramos con fresas al gusto.
Fuente, vídeo e imagen: Fresas de Europa.