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  • Doñana, la supervivencia de un paraíso único

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    Imagen de un lince iberico en Doñana.


     

    Hablar de Doñana es sinónimo de paraíso, un lugar único tanto por su propia fisonomía, como por sus habitantes. Doñana es un ecosistema complejo y vital para la flora, la fauna e incluso el propio hombre. Un lugar que cuenta con todas las protecciones ambientales posibles.

    En ocasiones, Doñana se equipara a otros espacios naturales como el Amazonas, debido a su gran diversidad. Uno de los habitantes más frecuentes son las aves. Debido a que se encuentra entre dos continentes y entre el Atlántico y el Mediterráneo, se pueden observar más de 300 especies diferentes de aves al año, la mayoría acuáticas. Un espacio vital, por lo tanto, para las migraciones de millones de pájaros que viajan de Europa a África, ya que durante siglos, las aves han elegido este paradisiaco lugar para reposar, hibernar y criar.

    Pero en el parque podemos observar hasta hasta 37 especies de mamíferos, entre las que destaca el lince ibérico, 21 especies de reptiles, 11 especies de anfibios y 20 especies de peces de agua dulce, sin olvidar de insectos arácnidos, etc.

    Pero, sin duda su habitante más famoso y símbolo del parque es el lince, especie en peligro de extinción, que gracias al esfuerzo de las administraciones, recientemente, ha conseguido alzarse hasta la categoría de especie amenazada. De hecho tan sólo se pueden ver aquí y en la sierra de Jaén.

    Pero otra de las especies reinas de Doñana es el águila imperial, las cuales se encuentran entre las especies amenazadas, ya que tan sólo se cuenta con apenas 10 parejas. Entre los reptiles podemos destacar al camaleón o la tortuga mora. Además, en Doñana existen dos razas de équidos autóctonos, marismeño y retuertas, este último está considerado la raza de caballo más antigua de Europa y España.

    Características que le valieron para que la Unesco lo declarara Patrimonio de la Humanidad en 1994 y cuenta con todas las medidas proteccionistas posibles que ha ido ganando desde que en 1969 se creará el Parque Nacional.

    Pero lo que hace único a este espacio es su propia dinámica. Doñana es un ecosistema en continuo cambio, en el que se entremezclan marismas, bosques, dunas y playas, todos ellos alimentados por la compleja red de ríos, afluentes, pozos y galerías que ha ido creando el Guadalquivir en su desembocadura. Algunos de estos parajes son únicos, como el sistema dunar, uno de los paisajes característicos del parque.  En agosto de este año, se procedió a la ampliación del espacio de Doñana en unas 14.000 hectáreas, lo que asciende a más de 128.ooo hectáreas de superficie protegida.

    Doñana siempre ha tenido la ardua tarea de conjugar la protección ambiental con la actividad humana.

    Doñana y su entorno no sólo es importante para el Medio Ambiente, sino también son un motor económico y turístico para la provincia de Huelva, puesto que es uno de los parajes más importantes de Europa y reconocido internacionalmente. Alrededor de 300.000 mil visitantes son atraídos por sus parajes y su fauna; de hecho es uno de los puntos neurálgicos para el turismo ornitológico.   Pero al mismo tiempo es una fuente de riqueza para varias comarcas de las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz, sobre todo, en materia agrícola.

    Es por ello, que el estado de salud de Doñana siempre ha sido tema de actualidad, por la simbiosis entre naturaleza y las actividades del hombre. El consejero asegura que el parque tiene «una buena salud», según «amparan los informes técnicos», aunque no niega que existan «ciertas amenazas». Ha recordado la inclusión de Doñana en la Lista Verde de la tanto la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, «un organismo libre de toda sospecha»; una lista de la que sólo forman parte 25 espacios naturales en el mundo. Es más, el pasado año la UICN llevó a cabo un examen de Doñana y determinó que el estado de conservación es satisfactorio.

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    Sin embargo, las organizaciones ecologistas no comparten estos informes y ponen el acento sobre tres problemas principales, tal y como ha señalado recientemente WWF durante la presentación de una campaña internacional con la que quieren tomar conciencias y “salvar Doñana”.

    WWF señala que el uno de los principales problemas es el del agua. Esta amenaza tiene dos causantes, por un lado el cambio climático sus efectos en el clima y por, otro lado, durante muchos años convivió con la actividad agrícola que, según las críticas de las organizaciones ecologistas, ha ido sobreexplotando los recursos hídricos.

    Para atajar este problema, la administración andaluza ha realizado el Plan de la Corona Norte que tiene como objetivo conjugar base productiva agrícola de los municipios de la comarca y el uso racional del agua, dando cumplimiento a lo establecido por la Directiva Marco de Aguas. Dicho plan contempla el cierre de los miles de pozos ilegales, según la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir. Asimismo, se realizó una trasferencia de 4,9 hectómetros cúbicos de agua desde la demarcación del Odiel, Tinto y Piedras a la del Guadalquivir. Pero se está a la espera del trasvase de 15 hectómetros cúbico a El Condado, que vendría a aliviar la situación hídrica del acuífero 21 y permitirá el cierre de nuevos pozos.

    La organización WWF también señala al dragado del Guadalquivir como amenaza para el parque. Pese a una sentencia del Tribunal Supremo, que paralizó las obras, y el rechazo de la Unesco, el Puerto de Sevilla se encuentra inmerso en un estudio sobre sus consecuencias para Doñana.

    Las otras dos grandes amenazas que según WWF, tiene Doñana están originadas por la actividad industrial del hombre: la apertura de la mina de Aznalcóllar, tras el desastre medioambiental de Boliden, y el proyecto de almacenamiento de recursos de Gas Natural.

    En cuanto a este último su aprobación ha causado el enfado de las organizaciones ecologistas e incluso la Junta se ha mostrado contraria, pese haberle sido otorgada la autorización oportuna, puesto que ya había sido aprobado con anterioridad por el Gobierno central. La compañía dividió su gran proyecto gasístico en cuatro fases para evitar que se evaluara su impacto global sobre el parque, como obliga la Directiva Europea de Evaluación Ambiental.  La Junta ha reiterado que se vio «obligada» por ley a conceder la autorización ambiental unificada (AAU) para el subproyectos ‘Marismas Occidental’.

    Precisamente, para evitar otros capítulos de esta índole, la administración andaluza ha aprobado el Plan de Ordenación de los Recursos Naturales (PORN) y Plan Rector de Uso y Gestión (PRUG), por el cual no concederá nuevas autorizaciones de aprovechamiento de yacimientos minerales y otros recursos geológico en Doñana.

    Las amenazas parecen ser una realidad y se están poniendo las bases para confrontarlas con éxito, pero Doñana no sólo depende de las administraciones, sino de todos, para poder seguir desentrañando los secretos que aún nos tiene guardado este paraíso privilegiado.

    Texto: AVLE-U Comunicación.

    Imágenes: Diputación de Huelva.

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